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Marcada a Fuego:

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Veía el fuego arder delante de mí, todavía no me explicaba cómo podía haber dejado caer la cerilla, siempre pensé que había algo malo dentro de mí y pude confirmarlo. Me sorprendí sintiéndome relajada observando las llamas, captaban mi atención, dejándose llevar en mi interior. Había tantas cosas que no le había dicho a aquel ser inerte que yacía en el suelo y otras muchas que no le había enseñado siendo quién era y compartiendo un lazo inquebrantable, que no podría ni contarlas.  Pude ver su alma levantarse de su cuerpo, sorprendido de verse en el suelo. Su mirada era afable pero, había un atisbo de comprensión, como si esperase que le hubiera quemado vivo, algo que trataba de procesar mientras pasaba por mi lado con una media sonrisa. Había sido pasto de las cenizas y ni siquiera me odiaba, estaba segura de que recordó su silencio hacía mucho tiempo al descubrir que había quemado a nuestra perra tan solo por ver las llamas florecer de su cuerpo inerte, sabía que había algo q

Las Incesantes Olas:

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Podía ver cómo susurraban las olas, cómo ese color azul intenso me hacía cuestionarme quién era, mientras me sentaba en la arena poco a poco, cansada de echarle de menos, mientras el aire fresco chocaba contra mi piel seca. No pude evitar recordar cómo su mirada penetraba a través de mí, cómo sonreíamos en cada cena y cómo sus manos se deslizaron hacia las más absolutas sombras. Todavía recuerdo mi constante negación, no quería imaginar un mundo donde sus carcajadas no formaran parte de mis días. No podía soportar ver su lado de la cama vacío, de hecho, me era más cómodo dormir en el sofá, casi totalmente encorvada y sin esperanza de conciliar el sueño. Siempre esperando que volviera a entrar por la puerta, suspirando aliviada tras comprender que todo había formado parte de una broma pesada del Universo pero, seguía mirando al vacío, viendo delante de mí la más cruda realidad. Absorta entre mis pensamientos, mientras notaba el agua humedeciendo mis pies en la orilla, tan s

Como Una Realidad:

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Sentí el roce de tu mejilla contra la mía, con suavidad, sensible al tacto. Mis ojos se entrecerraban al notar esa conexión, esa cercanía de nuestros cuerpos. Mis labios anhelaban otros que les hicieran sentir especiales, únicos pero seguían fluyendo entre dudas. Podía notar tu respiración cerca de mi cuello, me recorrió un escalofrío por la espalda. Sentí tu aliento en el cuello, tan cercano, tan inocente... Tus ojos cerrados me decían que confiabas en mí, estabas totalmente entregada a mí, después de tanto tiempo tras una relación que agonizaba y que ya era incapaz de salvar... Te movías suavemente, me cautivabas con simpleza, jugabas muy bien con la mirada. Eras experta en dejarme intrigado, en esperar que cayera a tus pies con tan solo decirme una palabra al oído, explosionando dentro de mí un conjunto de emociones inexplicables. ¿Cómo lo hacías? Llevaba dos años soñando con aquel momento, deseando que volvieras, tenerte junto a mí a pesar de todo lo que ocurrió en

Compañero de Viaje:

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Estaba sentado en la barra con una cerveza en la mano, mirándola fijamente, mientras recordaba aquellas noches de borrachera que ambos solíamos tener. Volvíamos atrás entre recuerdos, entre miradas al pasado y un sinfín de bromas que tan solo nosotros comprendíamos. Eras mi único amigo en esta ciudad de locos y quizá, yo también lo fui. Aunque nuestro mundo se acabara, siempre volvíamos al mismo bar a tomarnos una cerveza, a olvidar nuestros males mayores y a animarnos con palabras de consuelo. Era como si todo fuera a converger en una conversación, en cualquiera que tuviéramos. Nunca he entendido las relaciones sociales pero nosotros teníamos algo especial, con la cerveza que se permitiera beber. Entre trago y trago, nos contábamos tantas cosas que sería incapaz de recordarlas, mi día a día era un desastre tras otro y tú eras el único que me comprendía. En muchas ocasiones, eras un capullo integral pero ahora, sigo esperando que te sientes en el taburete de al lado, que c

Espejo Antiguo:

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Era el espejo más antiguo de la casa. Parecía que quisiera decirme algo, me atraía hacia él como si fuera una obligación. Tras una larga y fría ducha, me sequé el cabello negro, observando las ojeras que tenía bajo mis ojos castaños. Podía verme al otro lado del espejo, cansada, con ropa desgastada, raída, dejándome llevar por la tristeza... Pero, no lo estaba, me había levantado con energía tras encontrarme sola en la cama, una noche de sexo era solo eso, nada más. Tenía el cabello deshecho y llevaba un cigarrillo en la mano cuando yo ni siquiera fumaba. Ella me miraba como si ya esperara este momento, como si ya lo hubiera vivido, como si yo formara parte de un pasado. La miré con un poco más de atención, quise preguntarle algo pero alguien la llamó al otro lado de la habitación, no conseguía apreciar quién era pero parecía enfadado con ella. Oí gritos, quise ayudarla pero, tan solo era un reflejo en el espejo... Al día siguiente, volví a casa tras haber dormido fuera c

Un Nuevo Viaje: En Carne y Hueso

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Me tenía agarrada del cuello, mientras yo atravesaba un tedioso ataque de pánico incontrolado. Aquellos ojos fieros me miraban con la ira que recordaba, sentía a través de ellos que quería matarme, tenía la necesidad de hacerme pagar el haberme ido de su casa a traición. Cerré los ojos para dejar de mirarle, este era el último momento en el que estaría en la faz de la Tierra, quería simplemente, dejarme llevar... No más preguntas, no más dudas, tan solo, la oscuridad, por fin dejaría de tenerle miedo porque él seguiría entre los vivos. Dejaba de asirme del cuello, el aire volvía a llenar mis pulmones. No paré de toser durante largo rato, me sentía fuera de mí, algo confusa y mareada por la falta de oxígeno y quizá, por el ataque de pánico que intentaba controlar. Él me observaba desde la puerta con absoluta fijeza, parecía un guarda de seguridad impidiendo que me escapara de aquella celda personalizada que había hecho para mí. Quería que creyera que tenía la situación bajo c

Mil Lunas:

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Llevaba mucho tiempo tratando de aliviar mis pequeñas frustraciones diarias, mis desilusiones pasajeras, los males que mi cuerpo sacaba de mi interior para mostrarme que seguía sin aceptarme a mí misma. Cada mañana, me sentaba delante del ordenador para escribir ese libro que llevaba tanto tiempo retrasado y tan solo era capaz de avanzar un par de frases, era de lo más decepcionante, no conseguía terminar nada de lo que empezaba. Caminaba rápido por una calle sin fin, intentando que toda mi frustración fuera desapareciendo como el sudor sale por los poros de la piel. Mi familia ya creía que no tenía futuro en cuanto a mis pasiones se refería, así que, me era casi imposible acudir a ellos en busca de consuelo. No tenía amigos porque me había mudado de ciudad hacía muy poco y, aunque necesitara apoyo de alguien cercano, era imposible. Cada día me costaba más concentrarme, era mas tedioso el levantarme y los ánimos iban minándose poco a poco hasta el punto de esfumarse.   - D